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lunes, 22 de noviembre de 2010

NOBLEZA AL DESNUDO



La fiesta en casa del vizconde prometía ser una de las mejores de la temporada, y Lord y Lady Kilgorn están encantados de asistir. Ojalá este matrimonio separado se hubiera dado cuenta de que ambos estaban invitados, y que se les había asignado el mismo dormitorio…

LA SORPRESA DE SU VIDA Sofisticada y escandalosa. De hecho, la señorita Sarah Hamilton, una correcta joven de Filadelfia, piensa que el comportamiento de la sociedad de Londres es completamente vergonzoso ¿Cómo es posible que despierte de su inocente sueño y encuentre en la cama junto a ella a un hombre tan guapo ¡y totalmente desnudo!? Los risueños mirones de pie en la puerta no resultan de ninguna ayuda... y seguramente este loco enamoradizo no puede ser un duque, como él afirma. Está comprometida... ¡aunque ni por asomo piensa casarse con él!

EL MOMENTO MAS DULCE DE LA SUYA James, el duque de Alvord, está encantado con su inesperada compañera de cama (y para nada temeroso ante la furia que le enciende las mejillas). Es verdad que las circunstancias y el lugar de su primer encuentro son muy inusuales, pero la briosa norteamericana que está golpeándole con una almohada es una belleza incomparable. Si Sarah tan sólo escuchara la explicación perfectamente razonable que él puede darle, James está seguro de que podría capturar su corazón...para siempre.


El Marqués es práctico. Si de proposiciones matrimoniales se trata, la petición de mano de Charles Draysmith es tan romántica como los páramos en diciembre. Puede que Emma Peterson sea tan sólo la hija de un párroco y él el flamante Marqués de Knightsdale, y puede que él realmente prefiera casarse con ella solo para no tener que soportar el mercado matrimonial. Pero cuando Charles da a entender cuánto disfrutaría de procurarse un heredero, pues… lo que una dama puede soportar tiene un límite…
Pero la dama es apasionada. Hay algo en el espectáculo de una mujer lanzando cerámica a la cabeza de un hombre que despierta el interés del Marqués. Tal vez a la proposición le faltó gracia, piensa Charles. Pero sí que parece una solución perfecta. Él obtiene una esposa, sus jóvenes protegidas, la madre que tanta falta les hace y Emma gana seguridad y una posición. ¿Lo ves? Simple, práctico, sensato… ¡ay no, el perro de cerámica no…!
Deberá confesar la verdad para apaciguarla. Y la verdad es que está locamente enamorado…


La cogió por sorpresa
Cuando un hombre desnudo entra por la ventana de su alcoba, Lady Elizabeth Runyon hace lo correcto: Grita con todas sus fuerzas. Y luego... bueno, Lizzie ya está harta de hacer siempre lo correcto. Ahora quiere ser más descarada. -Incluso lasciva. Nadie la obligará a que se ponga el camisón. Esta vez va a ser del todo atrevida.
Ella le devuelve el favor
Robert Hamilton, Conde de Westbrooke, no tiene ninguna intención de que una detestable mujer le engañe para casarse con él, y si para evitarlo tiene que huir desnudo por el tejado, lo hará. ¡Genial! Una ventana abierta le aguarda... y también la fascinante y hermosa Lady Elizabeth, sin ropa y un poco ebria. ¡Vaya por Dios! Si les pillan juntos, tendrá que casarse con ella. La idea es deliciosa... y la tentación es irresistible.

 

John Parker-Roth no puede creer que el matrimonio sea un requisito necesario para alcanzar la felicidad. Preferiría dedicarse a sus intereses en la horticultura, pero si algún día encuentra una mujer que comparta su pasión por las flores, una mujer juiciosa y sosegada, podría reconsiderarlo. Sin duda la encantadora joven que le ha caído en el regazo no es dicha mujer, pues no posee ninguna de tan admirables cualidades. No obstante, la señorita Margaret Peterson tiene muchas cosas a su favor. Para empezar, es una auténtica rosa inglesa, que adquiere un delicioso tono rosado cuando se ruboriza. Y no está totalmente vestida. Su carnosa boca suplica ser besada. Ojalá no se moviera de ese modo tan....¡Ay, Dios! John no puede ignorar la repentina visión de tenerla en su cama, pero debe hacerlo.

«¿Qué?» ¿De veras le está pidiendo Meg que la bese? Vaya, vaya, vaya. John Parker-Roth es un caballero de la cabeza a los pies. Y no puede negarse a cumplir la petición de una dama...
 

Nueva en la sociedad londinense y bastante… patosa… Lady Grace Belmont prefiere esconderse tras una palmera que bailar con un hombre al que no conoce. Pero David Wilton, el barón Dawson está buscando esposa. Las generosas curvas de Grace y su notable altura no le intimidan en absoluto. De hecho, sería más acertado describir su reacción como «lujuriosa» a la encantadora recién llegada.
Antes de que Grace tenga tiempo siquiera de pararse a pensar, se encuentra en sus brazos, cometiendo una indiscreción tras otra. El diabólico atractivo del barón, por no mencionar sus espléndidos músculos, son sencillamente imposibles de resistir. Su amada tía y carabina le aconseja que tenga paciencia, pero Grace no está dispuesta a hacerle caso y menos cuando el apuesto barón le susurra cosas tan deliciosas al oído...
 

EL VIZCONDE DESNUDO 06 (por publicar)

Después de ocho temporadas en Londres la señorita Jane Parker-Roth está preparada para abandoner la tediosa búsqueda de marido por intereses más emocionantes. De modo que cuando se encuentra a un intruso en la casa de su anfitrión no está dispuesta a dejar escaper al sinvergüenza. Hasta que descubre que está forcejeando con un vizconde, lord Motton, el aristócrata al que no le importaría encontrarse en la oscuridad. Y cuando hacen añicos una estatua escandalosa del Dios Pan, los problemas no han hecho más que empezar…
Motton estaba buscando pruebas de un escándalo, pero las impactantes pistas dentro de la estatua desnuda distan mucho de lo que esperaba. Lo mismo puede decirse de Jane, que demuestra tener talent para interferer en sus asuntos. Y cuando su búsqueda se torna un tanto indecent, descubre que la señorita Jane también tiene un don para esas cosas…


EL PRINCIPE DESNUDO 07 (dentro de la Antología Una invitación para pecar).


Josephine Atworthy está escandalizada por lo que ocurre durante las fiestas que se celebran en casa de su rico vecino. Mejor dicho, horrorizada. Pero el recatado encanto de Jo, cautiva a un misterioso noble, que le pide un beso… y luego otro. Y en un abrir y cerrar de ojos los dos caen en las profundas redes del amor.