Tomado de Venezuela, publicado el miércoles, 27 de abril de 2011 a las 2:28
¿Y de donde sale mi necesidad imperiosa? De una nota curiosa que he leído, y que me tiene traumatizada. El 1935, la casa comercial Scott, que a la sazón ya llevaban medio siglo produciendo el citado papel, lanzaron una versión mejorada de su producto, no se lo pierdan, si analizan bien, seguro quedarán impactados como yo, este papel nuevo, esta mejora en el producto, era que... ¡era libre de astillas! ¡Gran Poder de Dios! ¿como carajos era el papel de antes de eso? ¿usarlo era una suerte de castigo? Porque es que yo he escuchado que existen torturas que consisten en clavar astillas en las uñas, pero esto de papel con astillas para el culo ¡joder! ¡que trauma!
En fin, este papel nació mucho antes, con astillas incluídas, supongo. Tanto como dos siglos A.C. En China. Cuando no los chinos con sus inventos. Y claro está que no venía en rollos, sino en pliegos, de gran tamaño, 50 x 90 centímetros, y destinado, claro está a los emperadores y cortesanos. Que con ese tamaño quiero yo suponer que usaban los pliegos por pedacitos, y no enteros, que tenía que ser una incomodidad muy grande, a menos que tuvieran tremendo rabo y de ser así, mucho han cambiado los chinos, que hoy soy muy poco dotados en ese sentido.
El resto de la humanidad se limpiaba según lo que tenía, así los romanos usaban esponjas, espero que desechables aunque se me hace que no, empapadas en agua salada. Otros optaban por pieles, musgo, hojas y hasta nieve.
Como siempre los que viven a costillas de los que trabajan todo lo tienen mejor, hasta la forma de limpiarse el rabo, y así la realeza se limpiaba con sedas y encajes, mientras que los burgueses pudientes lo hacían con cáñamo.
En occidente no sería hasta 1857 cuando un estadounidense (los chinos de América) de nombre Joseph C. Gayetty Scott, sacara a la venta un papel que también venía en pliegos, y se comercializaba como “Papel medicinal Gayetty” por la nada módica suma de 50 céntimos. Claro está que con ese precio no podía ser muy popular.
No sería hasta 1880 cuando los hermanos Edward y Clarence Scott lanzarían al mercado el papel en rollo tal y como hoy lo conocemos, aunque en aquellas parece que aún con astillas como parte integral del asunto. Pero seguía sin ser popular, porque no se podía exhibir en las tiendas por creerse un producto inmoral dada su función. Bueno, eso dice la historia, a mi se me hace que la falta de popularidad venía del tema de las astillas, que a mi no me vengan con cuentos, eso no podía ser nada popular.
Fue a partir del desastillado, en el 35, y con el uso que hizo el ejército del papel higiénico, que se empezaría a vender y comercializar masivamente.
Mi abuelo compraba el periódico religiosamente todos los días, costumbre que le quedó de su mocedad, cuando el periódico, después de leerlo el señor de la casa, se cortaba en primorosos cuadrados que se ponían luego en baño. Es que en la España de la posguerra no estábamos para ser primorosos a la hora de ir al baño. Mi abuela materna por su parte, nacida y crecida en Venezuela, hablaba de la tusa, el bagazo último de la mazorca del maíz.
Hoy el papel toilet viene en las más diversas presentaciones y precios, desde el más burdo, color rosado o gris y no muy diferente al periódico de antaño, creo que en honor de aquel de las astillas, con el que se puede hasta realizar trabajos finos de carpintería, hasta unos humedecidos o de 4 capas, que ya son más caros.
A mi me enseñó a comprar papel higiénico mi suegra, que no crean que es tomar el primero que venga y ya, no, la cosa tiene su ciencia. Se toma el papel y se presiona, cual si fuera una fruta. Algunos se sienten mullidos, y otros tienen gran firmeza. Esto no tiene que ver con su suavidad, que es otra cosa a tomar en cuenta, sino con la cantidad de papel que tiene el rollo. Mientras más firmes más papel, suelen ser un poco más costosos, pero también duran más, lo que al final los hace más económicos, vamos, la regla típica de invertir en calidad, que siempre termina uno por ahorrar aunque parezca que gasta más. Mi madre es más de comprar por marcas reconocidas sin analizar mucho el asunto. Yo mezclo el asunto, papel higiénico con toallitas húmedas, que lo crean o no soy de lengua muy aśpera, pero como compensación tengo un rabito muy delicado.
Incluso hoy hay papeles decorativos y hasta ideológicos, como uno que viene con la cara de Hugo. No se me ocurre a mi esto como buena idea, con lo pavoso que es ese ente se arriesga uno a unas hemorroides. Aparte, esto me hace caer en contradicciones, porque entiendo lo de Hugo, es una clara declaración de “me limpio el culo contigo”, pero entonces ¿donde queda el papel de navidad? ese que muchos ponen para decorar el baño los más entusiastas de la época navideña, limpiarse con un papel con cientos de San Nicolás ¿no viene a ser como “me limpio el rabo con la navidad”? Que ojo, con el ajetreo normal de esas fechas no es que no provoque, pero casi nadie lo dice so pena de ser considerado el Grinch de la familia.
Los japoneses, que también son una vaina, hacen algo llamado “tolegami”
Una forma amable y bonita de decir: “Estuve aquí y sabía que tú vendrías”. Casi provoca no usarlo.
Este me recordó a un amigo nuestro no sé por qué:
Al final, queda así demostrado que no importa que tan larga sea tu historia, ni que tan largo sea el camino recorrido, tu final, puede ser muy, pero muy triste.
http://foro.dracox.com/opinion/historia-del-papel-toilet-t5164.html?sid=3b47a742310819f68386c64b25d6ab2d