Y aqui va el cuento:
A LA VERA DEL CAMINO
1) En el mes de agosto, con el frío mañanero; cuando aún no calentaban los rayos del sol y todavía podían verse los vestigios de la helada, que cubrían el verde de los pastos, caminaba por un camino de tierra, serpenteante entre árboles de frondosas copas.
Y de pronto... mis ojos se volvieron para mirarlo. Ahí estaba, a la vera del camino y en segundos..........
2) al ver esa figura masculina tan atractiva y resplandeciente, un calor inquietante brotó por mis poros. Mi eterna compañera, Cachufleta Soledad Enapuros, estaba desbordada ante tanta belleza!!! Y entre esos frondosos árboles, se encontraba él… don Tronco Pa’misola, oriundo del Condado de Hacheme Lukivenga. Me acerqué con la intención de..........
3) abordarlo, pero después pensé… me prestará atención??, mejor bajo un poco el escote de mi camiseta y me subo un poco la falda, hasta que caí en cuenta de que no me había depilado las piernas por encima de la rodilla y al subir la falda se verían todos esos horrorosos pelos en mis piernas!!, así que lo mejor era dejar mi falda en su sitio y conformarme con menear sutilmente mis pechugas bajo su nariz para ver cuál era su reacción y evaluar las posibilidades de ver realizadas las salvajes y ardientes fantasías que su aspecto y apostura habían despertado en mí, locas ideas y deseos de..........
4) dejar salir a la tigresa que desde hace tanto tiempo... tantísimo tiempo... llevo encerrada en mí... y así lo hice..... y esperé su reacción... esperé a ver que pasaba por su mente.... que me devolvía su mirada.... que hacían sus manos.... ansiaba ver su reacción a mi acto.... y para mi sorpresa su reacción fue..........
5) arrebatadora, sus manos se volvieron incontrolables, sus labios me recorrían sensualmente y mi cuerpo respondía a sus caricias de una forma salvaje y apasionada. Todo comenzaba a ser tal cual lo había soñado, como hacía tanto tiempo que lo estaba esperando, y justo en ese momento mágico sentí..........
6) el golpe de la puerta... Que bestia..... quién me interrumpe? espera... estoy soñando o es que mi lívido está en lo alto.... dejemos de pensar en esas cosas, mejor pongo los pies en la tierra y lo busco, yo ni loca espero.... En fin veamos quien está en la puerta.
Volvió a sonar el timbre... qué desesperado pos.... y al abrir la puerta me encontré de frente con..........
7) un tremendo hombre que venia con un perro muy grande, le pregunte que quería, me contestó: algo de comer para el perro, volví a entrar, y encontré un poco de comida y se la di. Mientras el perro devoraba la comida, miré con ojos lujuriosos al morocho que me había tocado el timbre de repente..........
8) me estremecí sorprendida ¡¿Morocho dije?! pero ni siquiera sé lo que esa palabra significa. Mi lujuria debería de ser muy grande que me obligaba a usar palabras que sólo cuando soñaba con la Diosa rubia del amor escuchaba. De pronto el susodicho se lanzó sobre mí, "quiero tocar otra vez el timbre" -me dijo-, un nuevo estremecimiento me sacudió, y no pude dejar de preguntarme ¿mi timbre estaba limpio? un poco oxidado sí, pues hace tiempo nadie lo tocaba, pero..........
9) decidí que sí, que permitiría que tocara mi timbre, aunque estuviera oxidado por el transcurso del tiempo y por el abandono. Luego fue todo muy especial, totalmente nuevo para mí y mis sentimientos se alteraron y mi imaginación llegó más allá de lo pensado, y en mi cabeza sólo rondaba un pensamiento: Cuánto tiempo con el timbre oxidado!!!! que pena no haberlo restaurado antes..........
10) Dejé de preocuparme, la tarde era mágica, suave, tibia e inesperada. Sus ojos verdes brillaban en forma especial, parecían, un esmeralda destello salido del mar.
Su voz suave, pausada y profunda le daban a su personalidad un magnetismo del cual no podía escapar, del cual no deseaba escapar, lo escuchaba embelezada contar anécdotas de su vida en la isla, la tarde comenzaba a caer y las sombras jugaban por los rincones de la estancia, me puse de pie al mismo tiempo que le ofrecía más limonada. El sonrió y declinó mi ofrecimiento, estábamos tan cerca que pude oler su aroma, por unos segundos me perdí... los suficientes para no darme cuenta que el se acercó más a mi, de pronto, un fuerte ruido procedente del patio trasero rompió el mágico encanto del momento, corrimos a la puerta trasera y..........
11) en silencio esperamos, con el corazón acelerado, no sólo por el ruido, si no más por el momento mágico que acabábamos de vivir; de repente comprendí que había caído en las redes de esos hermosos y misteriosos ojos verdes, que tanto iban a influir en mi vida desde ese día.
¡ Este perro cada día está más loco!
Se oía decir a la Tata mientras recogía el destrozo que el viejo Rufo había ocasionado al perseguir a Misha , el gato, por toda la cocina.
Me volví, le mire, mi corazón latía tan fuerte que creí que me estallaría, sin pensarlo le bese, olvide mis dudas y lo que esto podría acarrearme en el futuro.
El sol apenas se veía por el horizonte, sabía que esa noche sería el principio de mi nueva vida.
La Tata encendió las luces y entonces..........
12) el momento mágico terminó, por Dios a quien había besado era al gato, maldita sea mi suerte, otra vez olvidé las gafas, comprendo que el pobre corriera como loco, pero eso no frenó mi ansia de entregarme otra vez a él pero esta vez estaría preparada, no confundiría esos ojos verdes tan bellos y misteriosos con los de Misha, claro que ya me lo decía mi madre: muchachita deseosa de amor, frena esos instintos o te acarrearan muchos problemas, pobre de mí, pero yo cuan bella guerrera (bueno eso me creía yo) me recuperé del momento y altiva decidí dar rienda suelta a mi pasión desenfrenada, eso si esta vez pondría el ojo y todo lo demás en perseguir mi sueño o lo que sea eso que sentía..........
13) sentía tanto amor dentro de mis entrañas, que quería compartirlo, con un hombre que me correspondiera, pero eso parecía que no podía ser, yo no cesaba en mi empeño, conocía, salía me enamoraba, pero poco duraba, otra vez a empezar de nuevo, mi pobre madre sufría al verme tan alocada y desesperada, por encontrar al hombre de mi vida, me daba igual que fuera alto, bajo rubio, moreno, castaño, daba igual, solo quería ser correspondida. Los años pasaban y yo no encontraba nada, solo amor pasajero e interesado, yo no podía entender aquello, dar un beso sin amor, sin cariño, solamente mucha pasión y deseo, yo eso no lo quería. Quería algo especial que fuera verdadero, ya desistí en ello, mi madre falleció, por ser ya muy anciana, pero penosa de verme llena de amor sin poderlo compartir.
Aburrida y sola en la Aldea decidí dejarla y marchar a la gran Ciudad, y seguir bordando en ella. Ya acomodada en la gran Ciudad empecé a trabajar en una empresa de bordados, también empecé a tener más contactos con mujeres más espabiladas que las de la Aldea. Yo callaba, nunca opinaba, los lunes era un desmadre cada una contaba sus vivencias del fin de semana, las casadas con sus maridos, las viudas , las solteras y separadas, contaban y contaban hasta no poder más, y yo callada, hasta que un día, después de mucho escuchar cosas, decidí ir a una agencia matrimonial, me pidieron varias cosas, la edad, la altura, mi estado y sobre todo dejar una fotografía. Dejé una que estaba muy fea, me faltaban los dientes inferiores, el Sr. de la agencia me miró, pero bueno, ahí quedo todo, pasaron días, meses hasta dos años !!! Tenía un pretendiente, primero nos conocimos escribiéndonos, después por celular y un día era ya en persona. Yo fui a la cita muy bien vestida, bien peinada, y sin pulseras ni adornos, quería que me viera tal y como era, sencilla pero llena de amor. Quedamos en una cafetería, pero no llegó, me quedé muy triste, pasaba el tiempo y no me enteraba, hasta que un señor impedido que resultó ser el dueño, se dirigió a mí, y con una voz muy dulce, me comentó Srta. es la hora de cerrar, ¿Esperaba Vd. a alguien? Si, le respondí, esperaba el amor, pero no llegó, pasó una vez más. Ese Sr., me respondió, yo también pasé por ese dolor, nunca me llegó el amor. Quedamos para el día siguiente, al otro, al otro y así durante seis meses, hoy es mi marido, vivimos felices, compartimos nuestro amor, somos como unos jovenzuelos retozones, dando rienda suelta a nuestras vidas. Nunca se puede tirar la toalla ni en el amor ni en nada, siempre tenemos que vivir con la esperanza de poder alcanzar lo que nos proponemos, por eso amigas, ser felices y compartir.
Y de pronto... mis ojos se volvieron para mirarlo. Ahí estaba, a la vera del camino y en segundos..........
2) al ver esa figura masculina tan atractiva y resplandeciente, un calor inquietante brotó por mis poros. Mi eterna compañera, Cachufleta Soledad Enapuros, estaba desbordada ante tanta belleza!!! Y entre esos frondosos árboles, se encontraba él… don Tronco Pa’misola, oriundo del Condado de Hacheme Lukivenga. Me acerqué con la intención de..........
3) abordarlo, pero después pensé… me prestará atención??, mejor bajo un poco el escote de mi camiseta y me subo un poco la falda, hasta que caí en cuenta de que no me había depilado las piernas por encima de la rodilla y al subir la falda se verían todos esos horrorosos pelos en mis piernas!!, así que lo mejor era dejar mi falda en su sitio y conformarme con menear sutilmente mis pechugas bajo su nariz para ver cuál era su reacción y evaluar las posibilidades de ver realizadas las salvajes y ardientes fantasías que su aspecto y apostura habían despertado en mí, locas ideas y deseos de..........
4) dejar salir a la tigresa que desde hace tanto tiempo... tantísimo tiempo... llevo encerrada en mí... y así lo hice..... y esperé su reacción... esperé a ver que pasaba por su mente.... que me devolvía su mirada.... que hacían sus manos.... ansiaba ver su reacción a mi acto.... y para mi sorpresa su reacción fue..........
5) arrebatadora, sus manos se volvieron incontrolables, sus labios me recorrían sensualmente y mi cuerpo respondía a sus caricias de una forma salvaje y apasionada. Todo comenzaba a ser tal cual lo había soñado, como hacía tanto tiempo que lo estaba esperando, y justo en ese momento mágico sentí..........
6) el golpe de la puerta... Que bestia..... quién me interrumpe? espera... estoy soñando o es que mi lívido está en lo alto.... dejemos de pensar en esas cosas, mejor pongo los pies en la tierra y lo busco, yo ni loca espero.... En fin veamos quien está en la puerta.
Volvió a sonar el timbre... qué desesperado pos.... y al abrir la puerta me encontré de frente con..........
7) un tremendo hombre que venia con un perro muy grande, le pregunte que quería, me contestó: algo de comer para el perro, volví a entrar, y encontré un poco de comida y se la di. Mientras el perro devoraba la comida, miré con ojos lujuriosos al morocho que me había tocado el timbre de repente..........
8) me estremecí sorprendida ¡¿Morocho dije?! pero ni siquiera sé lo que esa palabra significa. Mi lujuria debería de ser muy grande que me obligaba a usar palabras que sólo cuando soñaba con la Diosa rubia del amor escuchaba. De pronto el susodicho se lanzó sobre mí, "quiero tocar otra vez el timbre" -me dijo-, un nuevo estremecimiento me sacudió, y no pude dejar de preguntarme ¿mi timbre estaba limpio? un poco oxidado sí, pues hace tiempo nadie lo tocaba, pero..........
9) decidí que sí, que permitiría que tocara mi timbre, aunque estuviera oxidado por el transcurso del tiempo y por el abandono. Luego fue todo muy especial, totalmente nuevo para mí y mis sentimientos se alteraron y mi imaginación llegó más allá de lo pensado, y en mi cabeza sólo rondaba un pensamiento: Cuánto tiempo con el timbre oxidado!!!! que pena no haberlo restaurado antes..........
10) Dejé de preocuparme, la tarde era mágica, suave, tibia e inesperada. Sus ojos verdes brillaban en forma especial, parecían, un esmeralda destello salido del mar.
Su voz suave, pausada y profunda le daban a su personalidad un magnetismo del cual no podía escapar, del cual no deseaba escapar, lo escuchaba embelezada contar anécdotas de su vida en la isla, la tarde comenzaba a caer y las sombras jugaban por los rincones de la estancia, me puse de pie al mismo tiempo que le ofrecía más limonada. El sonrió y declinó mi ofrecimiento, estábamos tan cerca que pude oler su aroma, por unos segundos me perdí... los suficientes para no darme cuenta que el se acercó más a mi, de pronto, un fuerte ruido procedente del patio trasero rompió el mágico encanto del momento, corrimos a la puerta trasera y..........
11) en silencio esperamos, con el corazón acelerado, no sólo por el ruido, si no más por el momento mágico que acabábamos de vivir; de repente comprendí que había caído en las redes de esos hermosos y misteriosos ojos verdes, que tanto iban a influir en mi vida desde ese día.
¡ Este perro cada día está más loco!
Se oía decir a la Tata mientras recogía el destrozo que el viejo Rufo había ocasionado al perseguir a Misha , el gato, por toda la cocina.
Me volví, le mire, mi corazón latía tan fuerte que creí que me estallaría, sin pensarlo le bese, olvide mis dudas y lo que esto podría acarrearme en el futuro.
El sol apenas se veía por el horizonte, sabía que esa noche sería el principio de mi nueva vida.
La Tata encendió las luces y entonces..........
12) el momento mágico terminó, por Dios a quien había besado era al gato, maldita sea mi suerte, otra vez olvidé las gafas, comprendo que el pobre corriera como loco, pero eso no frenó mi ansia de entregarme otra vez a él pero esta vez estaría preparada, no confundiría esos ojos verdes tan bellos y misteriosos con los de Misha, claro que ya me lo decía mi madre: muchachita deseosa de amor, frena esos instintos o te acarrearan muchos problemas, pobre de mí, pero yo cuan bella guerrera (bueno eso me creía yo) me recuperé del momento y altiva decidí dar rienda suelta a mi pasión desenfrenada, eso si esta vez pondría el ojo y todo lo demás en perseguir mi sueño o lo que sea eso que sentía..........
13) sentía tanto amor dentro de mis entrañas, que quería compartirlo, con un hombre que me correspondiera, pero eso parecía que no podía ser, yo no cesaba en mi empeño, conocía, salía me enamoraba, pero poco duraba, otra vez a empezar de nuevo, mi pobre madre sufría al verme tan alocada y desesperada, por encontrar al hombre de mi vida, me daba igual que fuera alto, bajo rubio, moreno, castaño, daba igual, solo quería ser correspondida. Los años pasaban y yo no encontraba nada, solo amor pasajero e interesado, yo no podía entender aquello, dar un beso sin amor, sin cariño, solamente mucha pasión y deseo, yo eso no lo quería. Quería algo especial que fuera verdadero, ya desistí en ello, mi madre falleció, por ser ya muy anciana, pero penosa de verme llena de amor sin poderlo compartir.
Aburrida y sola en la Aldea decidí dejarla y marchar a la gran Ciudad, y seguir bordando en ella. Ya acomodada en la gran Ciudad empecé a trabajar en una empresa de bordados, también empecé a tener más contactos con mujeres más espabiladas que las de la Aldea. Yo callaba, nunca opinaba, los lunes era un desmadre cada una contaba sus vivencias del fin de semana, las casadas con sus maridos, las viudas , las solteras y separadas, contaban y contaban hasta no poder más, y yo callada, hasta que un día, después de mucho escuchar cosas, decidí ir a una agencia matrimonial, me pidieron varias cosas, la edad, la altura, mi estado y sobre todo dejar una fotografía. Dejé una que estaba muy fea, me faltaban los dientes inferiores, el Sr. de la agencia me miró, pero bueno, ahí quedo todo, pasaron días, meses hasta dos años !!! Tenía un pretendiente, primero nos conocimos escribiéndonos, después por celular y un día era ya en persona. Yo fui a la cita muy bien vestida, bien peinada, y sin pulseras ni adornos, quería que me viera tal y como era, sencilla pero llena de amor. Quedamos en una cafetería, pero no llegó, me quedé muy triste, pasaba el tiempo y no me enteraba, hasta que un señor impedido que resultó ser el dueño, se dirigió a mí, y con una voz muy dulce, me comentó Srta. es la hora de cerrar, ¿Esperaba Vd. a alguien? Si, le respondí, esperaba el amor, pero no llegó, pasó una vez más. Ese Sr., me respondió, yo también pasé por ese dolor, nunca me llegó el amor. Quedamos para el día siguiente, al otro, al otro y así durante seis meses, hoy es mi marido, vivimos felices, compartimos nuestro amor, somos como unos jovenzuelos retozones, dando rienda suelta a nuestras vidas. Nunca se puede tirar la toalla ni en el amor ni en nada, siempre tenemos que vivir con la esperanza de poder alcanzar lo que nos proponemos, por eso amigas, ser felices y compartir.
Y como se dice el pecado mas no el pecador...no les cuento quien escribió cada segmento, eso queda a l aimaginación del lector!
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